¿Te has sentido mal alguna vez por ir a contracorriente? Existen momentos de la infancia que no se olvidan. Por mucho que crezcas, lo sigues recordando como si ocurriese ahora mismo. Esto me ocurre a mí con las magdalenas de zanahoria que me hacía mi madre para los recreos del cole. Esta receta es muy especial para mí por el significado que tiene. Siempre he tenido mucha personalidad y nunca he envidiado a otros u otras, pero es verdad que a veces eso me pasaba factura. Ya sabes cómo son los niños. Para el colegio, mi madre me hacía unas magdalenas de zanahoria. Los demás solían llevarse bollicaos, pero a mí me gustaban mis magdalenas con su servilleta de tela para después devolverla a casa y que mi madre la lavase. Como eran de harina integral, el aspecto era bastante negro. No estaban quemadas, por supuesto, pero mis compañeros me decían justamente eso. "¿Cómo puedes comértelo? ¡Si está quemado!". En mi casa siempre hemos sido bastante sostenibles y nunca tuve ningún problema, pero a veces me cansaba de escuchar esas frases cada día. "Mamá, ¿no puedo llevarme hoy un bollicao como los demás?", le decía. A esto, mi madre me respondía algo que me marcó mucho durante mi infancia y de lo que me sigo acordando a día de hoy: "Hija, no te preocupes, los raros nos pondremos de moda". Esa frase de mi madre no significó tanto para mí entonces, como lo significa ahora. Lo más bonito de esta historia es que a los dos o tres años de iniciar Luz de Nehca, cuando empezaron a invitarme a eventos y a moverse más este mundillo, mi madre pronunció la frase: "te lo dije, te dije que algún día nos pondríamos de moda". Qué poco equivocada estaba. Para mí esas magdalenas fueron el inicio de una nueva era. Me sentía rara, pero orgullosa. ¡Orgullosamente rara! Por eso, me encantaría compartirte la receta por si tú también sientes que una parte de ti es "rara". No estás sola.